domingo, 17 de mayo de 2009

Plegaria del Pecado

Existe algo invisible que crea mis sueños y me hace actuar de tal o cual forma. Ese algo invisible lo he llamado corazón y razón.
Sólo por influencia del uno u otro determino mi andar. Sólo por una orden del uno u otro sé quien soy, a donde quiero ir, qué quiero sentir, a quién voy a amar. Sin embargo, últimamente soy presa fácil de uno de ellos, únicamente del corazón. Imagino a cada instante momentos irreales, ensoñaciones, fantasías, y me voy perdiendo en los momentos, en el tiempo que se expresa en una eternidad o en centésimas de segundo.
Cuando me pierdo en una lectura interesante, de improviso se truncan las escenas, los argumentos cambian y comienzo a leer mi propia historia, todo lo que ansío y que no ha pasado todavía. Todo lo que espero de la vida. A veces me sumerjo en una lámina virgen, con la buena voluntad de expresar y plasmar alguna imagen, entonces encuentro luz. ¡He hallado la fuente de mis extrañas sensaciones!; TU. Gloriosamente apareces tú. El color de tus ojos colorea mi mundo. Tu sonrisa eleva mi alegría. Tus palabras de amor materializan todos mis sueños contigo. Mi corazón lleva tu nombre.
Pero un remordimiento quebranta mis emociones. Y he elevado una plegaria sencilla al Creador buscando un perdón aún por lo que no he hecho todavía. Esta es mi plegaria:
Señor, tú que estás presente en todas partes
Y que me diste ojos para ver, manos para sentir y tocar
labios para besar y ser besado y un corazón
para sentirme enamorado,
Quiero pedirte perdón por mi pecado
Pido a tí que ablandes mi condena
Y si me has de quitar algo sagrado
Lo que ansío con fervor y con pasión
Condéname a vivir en la locura, pero no me quites
Señor…el corazón.

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