viernes, 25 de diciembre de 2009

Tu nombre


Tu nombre aletargado en el recuerdo
apareció un día y ya no pude ser el mismo,
porque eres temblor de estrella,
sueño de agua,
espejismo,
el aroma que me vence,
la celada.

No pude siquiera imaginarlo,
eras tú, negada desde ayer,

con tus ojos, que son mi enfermedad,
mi arrepentimiento,
mi conquista.

Tu nombre se apoderó
de las cosas de mi mundo,
eran las noches, tus palabras,
mis dias, tus sueños,
mi rostro, tus nostalgias.

Y nos empequeñecimos en el temor
de no sentirnos,
invadiéndonos desde la orilla,
adivinándonos las lágrimas
y este dolor que no quieres evitar,
y sólo va quedando
el eco de tu nombre,
en el ritual insomne
de extrañarte.

viernes, 18 de diciembre de 2009


Aunque el próximo giro de luz
y suaves trinos se detenga,
voy a gritarte este amor
que nada teme.

Y te hablaré a través
de los cristales,
en las gotas que en tus ojos
se confunden.

Escribiré mi historia velada
en los balcones,
y la lanzaré al viento,
porque creo en la libertad
de saberse descubierto.

Pero nada ha de dañarte.
Creo en la inveterada forma
de sentir y darlo todo.

...Aunque el próximo giro,
y un palpitar dude,
y se estacionen,
voy a soltar un te amo,
como una voz que clama
en el desierto.

viernes, 11 de diciembre de 2009

QUO VADIS


Ayer eras el rosal que resplandece,
hoy la verja impenetrable,
la canción muda,
el soliloquio.


Ayer me amaste con tus ojos,
con tus silencios,
tus labios redondos
y entreabiertos.


Hoy cavas en mi con tu
puñal,
y me llenas de presagios grises,
de ventisca, de arena y fiel sangría.


Ayer y hoy, es este dolor
intemporal de no saberte,
es la ciudad que se yergue
en su hueco.


Y yo sólo tengo mi amor
que me calcina,
y este poema que es alma
y es tormenta.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El maravilloso mundo de Jehn


En el mundo de Jehn las rosas no siempre están abiertas, porque cuando ella muestra sus ojos cada día, detiene los capullos, las fuentes de agua relucen, las estrellas pueden ser de lapizlásuli, o como codiciadas naranjas, y es que su mirada lo embarga todo en una promesa. Suele caminar distancias agotadoras y parece que todo revive a su paso, como si vivir solo fuera un paseo inolvidable. Tiene el efecto carmín en sus mejillas, porque alguna vez su existencia estuvo vinculada a los pétalos, a un respirar dulce. A veces no sabe a donde va, porque en el centro de su pecho siente que conoce todos los caminos, y cualquiera puede llevarla a su destino, que básicamente -dice- es hacerse una y ya no volver. Padece de ausencias inconclusas, por eso ama cada cosa cercana, como los niños que huelen a pan, los ancianos serenos que parecen mapas, la ciudad que es un carrusel al que a veces teme, y, que la verdad sea dicha, no siempre ha evitado sufrirla. Guarda sonrisas en su alcancía de niña, y su memoria es como un reloj que trae recuerdos a cada hora. A las ocho, y con sol indetenible en el cielo, recuerda a Vivaldi. A las once menos cuarto rememora a Alicia y el conejo hablador, y sostiene similares pláticas con pequeños animales, porque siente que ama cada cosa que respira, sin que jamás pueda hacer daño. A las tres, evoca complicados sortilegios sobre la enseñanza que recibió para soñar despierta. Hace un tiempo marcó la ruta de mi vida hacia un tipo de felicidad, en la que se tiene todo, no teniendo nada, porque me susurró al oído, que el momento en que me recuerda es cuando el sol parece que se tiende sobre el mar, en un estado de relajación y soledad infinitas. Y entonces regresa esa música que me eleva, que no tiene estilo o ritmo definido, y mi corazón no puede equivocarse, porque en el maravilloso mundo de Jehn, su mirada es como una promesa.