En el mundo de Jehn las rosas no siempre están abiertas, porque cuando ella muestra sus ojos cada día, detiene los capullos, las fuentes de agua relucen, las estrellas pueden ser de lapizlásuli, o como codiciadas naranjas, y es que su mirada lo embarga todo en una promesa. Suele caminar distancias agotadoras y parece que todo revive a su paso, como si vivir solo fuera un paseo inolvidable. Tiene el efecto carmín en sus mejillas, porque alguna vez su existencia estuvo vinculada a los pétalos, a un respirar dulce. A veces no sabe a donde va, porque en el centro de su pecho siente que conoce todos los caminos, y cualquiera puede llevarla a su destino, que básicamente -dice- es hacerse una y ya no volver. Padece de ausencias inconclusas, por eso ama cada cosa cercana, como los niños que huelen a pan, los ancianos serenos que parecen mapas, la ciudad que es un carrusel al que a veces teme, y, que la verdad sea dicha, no siempre ha evitado sufrirla. Guarda sonrisas en su alcancía de niña, y su memoria es como un reloj que trae recuerdos a cada hora. A las ocho, y con sol indetenible en el cielo, recuerda a Vivaldi. A las once menos cuarto rememora a Alicia y el conejo hablador, y sostiene similares pláticas con pequeños animales, porque siente que ama cada cosa que respira, sin que jamás pueda hacer daño. A las tres, evoca complicados sortilegios sobre la enseñanza que recibió para soñar despierta. Hace un tiempo marcó la ruta de mi vida hacia un tipo de felicidad, en la que se tiene todo, no teniendo nada, porque me susurró al oído, que el momento en que me recuerda es cuando el sol parece que se tiende sobre el mar, en un estado de relajación y soledad infinitas. Y entonces regresa esa música que me eleva, que no tiene estilo o ritmo definido, y mi corazón no puede equivocarse, porque en el maravilloso mundo de Jehn, su mirada es como una promesa.
¡Jaud!
ResponderEliminarMe encantó la imagen; me fascinó, fascinó, fascinó el relato.
Un abrazo ;)
Me uno al comentario de Alisma.
ResponderEliminarCreo que, todos y todas en algún momento queremos unirnos a una promesa.
Preciosa prosa teñida de poesía. Y preciosa la prometedora mirada de Jehn. Un besote fuerte, querido Jaud y muy feliz domingo.
ResponderEliminarLewis Carrol y Vivaldi o es el paraiso o un sueño de letra.
ResponderEliminarUn Saludo
prosa y poesía eso es su historia. Exquisita además.
ResponderEliminar..."los ancianos serenos que parecen mapas"...
..."Guarda sonrisas en su alcancía de niña, y su memoria es como un reloj que trae recuerdos a cada hora"...
Alisma, me alegra enormemente que sea de tu agrado. Un beso
ResponderEliminarBella Emma, estoy de acuerdo y gracias por tu cariño.
ResponderEliminarMayte, esta demas decirte que me estimulas con tus comentarios, un beso fuerte para ti y feliz fin de.
ResponderEliminarApreciado Edu, es un honor tu comentario. Gracias poeta.
ResponderEliminarRochitas, agradezco mucho tu simpatia y el detalle que tienes en citar lo que te gusta. Me alegra mucho, un beso
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ResponderEliminarHubo una época que amaba todo lo que veía.
ResponderEliminarAun disfruto del olor del pan, y el lapizlasuli sera siempre el azul que acompaña mis dias.
Aun así, siempre se respira melancolía en el mundo de Jehn.
besitos.
Vero, esa época nunca debe dejarlo a uno del todo, porque la verdad, es que está en nosotros. Si,. hay melancolía alli. Besos
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