sábado, 15 de mayo de 2010

Toda oxigeno...


Jehn a veces mira hacia dentro y puede percibir los movimientos submarinos, las corrientes de aire. Puede escuchar el susurrar de los álamos a días de distancia. Y es que ella es toda oxigeno. Ha cambiado su abrigo de piel de nube por uno que prodigue un tanto de calidez, ahora que recién ha comenzado el invierno. No la he vuelto a ver llorar, porque se encuentra invadida de ternura. LLama a las moscas, amigas molestosas. A los caballos, jueces de paz, a los ratones, diminutos robin hoods, oh, y sus perros son eficaces ministros plenipotenciarios. Casi se me pasa decir que los gatos andan de año sabático. Y es que Jehn dirige su mirada hacia dentro, como siguiendo una partitura elemental. Conoce hasta donde llegan las raíces, y su mirar se ha vuelto reflejo. A veces me cubro, y evito tener incómodos pensamientos, en esta grávida lucha de querer lo que nos es vedado, porque se que le basta sólo liberar un hálito para saberlo. Yo debo decir que mi amor sembrado por los recuerdos de quienes me preceden, me impiden actuar con mezquindad, no puede uno negarle el sol a nadie, ni el agua, ni un beso. Y Jehn ha permitido por fin que a su paso, ya las flores no se detengan en su despertar, porque en el plan mágico que es su vida, ahora hay dos corazones latiendo en su pecho.

martes, 4 de mayo de 2010

Acopio a la sombra


No has vuelto a mi,
porque nunca has partido.

No he de olvidarte
porque eres la estrofa
de un poema imperturbable.

No fui malquerido,
odiado, abandonado,
porque me amaste en
el vuelo temporal de
tus deseos.

No me olvide de tu
voz,
porque hasta la lluvia cantó
tu dolor
de no entenderte a veces.

No hay huellas, espejos.
No izamos, al fin al cabo,
la bandera de todo lo
que se soporta en el idilio.

No hay, todavía, la leche
derramada de la afrenta.

Es un escándalo oculto
en las tardes que mansas
caminan al crepúsculo.

Y nosotros, pequeños seres,
de cera, que evitamos
acercarnos a la lumbre
que sobrevive a tu desliz.

domingo, 2 de mayo de 2010

Memo a Veronique


Antes era libre, visionario, podía especular sobre los arcoiris, los movimientos telúricos de tus miradas asaltantes de corazones, apenas cuidadosos. Antes era un orador incansable del backstage de tus andanzas, de los breves espacios en que urdías el amanecer...Ahora me esclaviza el agua que corrió escapada bajo el puente, la suave brisa que detiene otra mano en tu cabello, la resaca de tus amores intermitentes.Mis locuras se entrenan, casi las mismas, casi no, en los días que quiero desenrredar del pequeño baúl, aletargado al pie de esos árboles que se vuelven grandes como un planeta. Tuya puede ser la mano húmeda, silente como un suave beso, que apenas mueva la tierra, y brote el tallo de mis desacostumbradas y necesarias locuras...